Es Lugo. Es una hora temprana. Es la muralla romana que surge con fuerza a través de la niebla madrugadora. Es la escenografía precisa para una mañana de otoño. El silencio da color al ambiente del momento. Por encima se oye pasar despacio el tiempo. Un hombre solitario atraviesa la calle con rumbo fijo. Se adivinan las intenciones. No puede ocultar que se dispone a desmenuzar sin prisas la rutina que le plantea el nuevo día.
Esta es la fotografía con la que, después de un tiempo de silencio, participo este mes en la "Kedada fotográfica de blogueros" con el tema "La calle"
Magnífica.
ResponderEliminarla foto, la lectura de la misma...,y como retrato de la rutina es una auténtica belleza.
Felisa
Genial!,,
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