En medio del arrebato rojo crece un aplomo borroso que se hace intenso para imponer el compás, el punto que contrarresta el coraje, el temple rasgado, la calma. Nace el arranque del fuego, el sentimiento que manda. Cuando el flamenco es el dueño, la fuerza de la sangre se desata, la rabia inunda la escena, la pasión se desparrama. A partir de ahí el cante desgarra el silencio y es el coraje el que canta. La poesía es la que baila.
Las imágenes hablan por sí mismas. Esto es lo que éstas un día me dijeron a mí.
lunes, 13 de abril de 2015
martes, 7 de abril de 2015
Sin ganas de sonreir
La mujer es correosa pero la jornada es más. Se hace visible el agotamiento sin tapujos. Los pies no le caben en las babuchas y el cansancio le llega hasta el alma. Cuando todavía faltaba un mundo para que empezase a romper la mañana ya estaba en marcha. Hay que llegar temprano, el mercado está vivo a primera hora. Casi 15 kms de caminata y 20 kilos a la espalda. Ahora su corazón no tiene ganas de sonreír. No ha habido mucha suerte y le duele el regreso. Se le antoja eterno.
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