Lleva un mundo ahí sentado. Su gente no aparece. La espera se le hace eterna, se le clava en las entrañas. El desasosiego crece y su paciencia, a punto de reventar, se atasca. Está harto. La sala se vuelve inmensa, el tiempo se le atraganta. Ya hace rato su mirada se ha perdido en un rincón atontada. A su espalda Van Gogh escucha en silencio cómo el tedio toma asiento, cómo la tarde se alarga.
Las imágenes hablan por sí mismas. Esto es lo que éstas un día me dijeron a mí.
lunes, 16 de febrero de 2015
viernes, 13 de febrero de 2015
El tesoro del lago
Se lanzaron un día al agua para esquivar la esclavitud y ahora crecen sobre el lago. Duermen, estudian y trabajan encima del agua. La vida en Ganvié discurre día a día empapada de dureza. Dificultades evidentes contra rebeldía a raudales. Destripan el agua con maestría para sacar a la luz su tesoro, un regalo de los
dioses para aquellos que envueltos de esfuerzo se entregan a la
complicada tarea de subsistir.
Al otro lado de nosotros
A todo el mundo le puede pasar. Paseas despreocupadamente y de repente, al doblar la esquina, te tropiezas con tu mirada. Tu yo te mira cara a cara. Y cuando te encuentras contigo frente a frente no tienes más remedio que afrontarte. Eres consciente de que tu mirada te reclama, te desnuda, quiere que te rindas cuentas. No hay salida de emergencia, es un cuerpo a cuerpo inevitable. Nadie se escabulle de sí mismo. Aceptas el reto. Tu reloj se para porque arranca un instante único. ¿Qué ha habido detrás
de ti en todo tu tiempo? Te pones sin tapujos a desenredar lo que se ha ido escondiendo hasta aquí tras tu cara oculta. Todos algún día tenemos que confesar qué hemos atesorado al otro
lado de nosotros.
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