La imagen dice algo relacionado con la gravedad, con lo serio, con la carga existencial, con la presencia sin disimulo del tiempo, con ocres con apariencia de grises y con silencio. También habla de pobreza sincera y de humanidad, pero sobre todo desprende un evidente sabor a viejo. En el fondo y en la forma no es más que un viejo que asoma la cabeza por el balcón viejo de un viejo edificio. Aunque pudiera ser, no es fácil imaginar que en el interior haya ocultos rasgos de alegría, colores vivos escondidos o apuntes sueltos de juventud. Algo dice que atardece sin remedio en Estambul.