El desierto es un asesino insaciable pero en Sudán cientos de valientes se atreven a plantarle cara diariamente. Al norte de Khartum, muchos héroes seminómadas abrasan su vida hasta el límite, en busca de una vegetación imposible que llevarse a la boca. Un sol despiadado les persigue infatigable a lo largo y ancho del desierto de Bayuda. Es un fuego eterno que pretende achicharrar su fe y calcinar para siempre sus días. Ellos navegan entre un mar de arena rastreando el agua milagrosa que les permita seguir esquivando el abismo. Luchan contracorriente mientras el hambre les rodea. Les reclama a gritos desde el horizonte para arrastrarles sin remedio hacia la nada. Disponen de una resistencia innata contra la adversidad, pero los días son frágiles y el rigor extremo en medio de un desierto asesino. Hay que contar con la complicidad de los dioses para seguir respirando.