La imagen, antes firme, se va diluyendo, se desdibuja, se apaga. A partir de ahí otro universo, un mundo nuevo nace con fuerza de la nada. Por la superficie el movimiento se desparrama. Colores atrevidos se asientan sobre las aguas. Del fondo del abismo surge un desequilibrio inquietante que marea, un vértigo ondulante que te atrapa.