El agua es una caricia divina, un regalo exquisito de los cielos, el manjar milagroso indispensable para la vida. Por desgracia todavía hay en el mundo más de 700 millones de personas sedientas, una población equivalente a toda Europa no tiene acceso al agua potable. Tenemos obligación de evitar que cada ocho segundos se muera un niño por tener que hidratarse con aguas contaminadas
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