El sol se esmera. Con mimo exquisito engalana de colores únicos un instante tan normal como los demás. Ante la inmediatez del ocaso, despliega en el último acto todos sus encantos antes de abandonar definitivamente el escenario. En breve la luna, acompañada de un celestial coro estelar, interpretará en medio de la noche una melodía tan vibrante como ninguna para invitar a soñar. Y el momento romántico de la pareja hará eterno y único el lugar.
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