Ha conseguido hacerse con el globo. Ya no es un globo cualquiera, ahora
es de su propiedad, ha pasado a ser el suyo, su globo. La imagen está impregnada
de una contenida expresión de júbilo que se esconde reprimida en el rostro del chaval. Se
trata de una victoria importante, es innegable. Pero al mismo tiempo se
vislumbra también un ápice de desconfianza en su mirada. Es la sombra del temor
a la posible pérdida, que acompaña a toda conquista.
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