El muchacho no lo quiere saber, pero para los mirones no hay ninguna duda de que, por lo menos, se juega los dientes en el lance. Deja boquiabierto al respetable con su más difícil todavía. Prima en la faena la valentía, el aplomo y la osadía. Pero hay, sobre todo, un derroche exagerado de inconsciencia. Con las manos atrás, para dejar constan cia gráfica de que la entrada en el agua será de morros, hay que hilar fino para no dejarse los piños en la aventura. El protagonista dispone aproximadamente de un suspiro para no salir mal parado y que la chulería no se convierta en desastre. Su salvavidas es efímero: dura justo el tiempo que tarda en remitir la ola. Si se lanza un segundo antes se estampa de bruces contra la piedra. Si se retrasa lo más mínimo se parte el alma contra la misma roca que no se percibe, aunque es evidente que espera a su presa agazapada bajo la espuma. Pero se tira justo en el momento preciso. Pericia milimétrica gracias a la cual unos pocos centímetros de agua interpretan a la perfección el papel de ángel de la guarda.
Muy bonita foto, José Luis, me gusta mucho el encuadre, captaste " el instante decivo "
ResponderEliminarPablo
La vida se transforma en un juego donde la valentía y la inconsciencia van cogidos de la mano. Si bien en algunos lugares la misma acción es por tradición, necesidad o simplemente demostración de su valor ante la sociedad donde residen.
ResponderEliminarBuena reflexión. Buena imagen.
Un abrazo
Por sí misma, la foto ya deja ver parte de esa tensión en el riesgo del salto, aunque en una vista rápida pudiera parecer que son turistas disfrutando de una tarde en el mar. La composición es muy buena y tus comentarios enriquecen la imagen.
ResponderEliminarUn saludo.
canto pánico en tan pouco espazo
ResponderEliminarcanto risco e desafío
canta beleza nun intre conxelado entre escuma
benvido á casa que agora tamén é túa
Una delicia de paseo por este lugar...q maravilla de fotos! Mis felicitaciones!
ResponderEliminar