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viernes, 16 de enero de 2009

Con la mirada gacha



Casarse en Marruecos es algo especial. Ningún acontecimiento es más celebrado. La boda es un espectáculo colorista y festivo, que todas las marroquíes sueñan con protagonizar algún día. Sin embargo, este ceremonial tradicional, que en el fondo no es otra cosa que una celebración colectiva ante el comienzo de una nueva vida, desde una óptica occidental puede interpretarse como el arranque hacia el sometimiento definitivo de la futura consorte. Es la preparación para la mutación de la mujer a la edad madura, pero también es la muerte simbólica de la libertad que disfrutaba en la etapa anterior. Un ejército de especialistas, maquilladoras, peluqueras, decoradoras, bordadoras, modistas, cocineras y maestras de ceremonia ponen en juego toda su sapiencia para engalanar y embellecer a la novia a fin de elevarla a la condición de ser sublime, pero a la vez emborracharla de lujo, de alegría y de felicidad para empujarla a dar un paso que no quiere dar. Después de la ceremonia de purificación del hamman, y del ritual de la henna, la mujer espera la llegada del varón. Parte del día aguarda su aparición con un velo que le cubre el rostro. Cuando se acerca el momento se viste el traje ceremonial y se despoja del velo, pero no puede levantar la vista. Ha de esperar a su hombre con la mirada gacha. 

2 comentarios:

  1. Gracias por esa lectura crítica y acertada que haces de la mirada gacha de las mujeres marroquíes respecto a los hombres. La mayoría quisieran negarse pero se sienten impotentes.

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  2. YO SOY MARROQUÍ Y ME VOY A CASR PRONTO Y LAS N¡BODAS NO SON COMO USTED DICE , ESO SERÁ EN ALGUNA REGIÓN PORQUE DE DONDE YO SOY NO ES ASÍ, LA NOVIA NO SE SOMETE A NADIE CUANDO SE CASA.NO GENERALICEMOS TANTO!!!!!!!!!!!!

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