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jueves, 27 de noviembre de 2008

Menos desafiante y más resignado


Tiene la mirada arrugada de tanto mirar y camina con paso firme y sin demasiada ilusión hacia no se sabe muy bien dónde. Parece escudriñar el pasado como si de nuevo se lo fuese a encontrar de frente. Menos desafiante y más resignado. El tiempo se le ha ido colando sin piedad en el alma y le ha ido aplacando poco a poco el vigor del que hacía gala antaño. Un empuje que de alguna manera aún resulta evidente, escondido entre los pliegues raídos de la llamativa y hoy desmedida chilaba. El porte solemne que siempre le había proporcionado la barba a su espíritu rebelde, queda ahora parcialmente deslucido por el desaliño y el cansancio. El desequilibrio se hace evidente en esa manga indómita de su camisa.

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